
Presentado este año, ha dado mucho que hablar: el nuevo concept Dacia Hipster no es sólo un coche urbano eléctrico y compacto, sino un manifiesto de estilo, un experimento radical de diseño minimalista, y quizá el primer anticipo de una nueva era urbana para el automóvil europeo.
Y una vez presentado, tratemos de analizar juntos los elementos distintivos de su diseño, y descubrir por qué parecen tan revolucionarios.
Por qué marca tendencia
El Dacia Hipster sólo mide 3 metros de largo. Tiene puertas con tiradores textiles (una especie de correa de color que sustituye al tirador convencional), un interior despojado de todo lo superfluo y un diseño que parece tallado con una regla.
Pero nada se deja al azar: este urbano es la interpretación más extrema e inteligente de la filosofía Dacia, que partió del puro low cost para llegar a la "relación calidad-precio", pero siempre centrada en la idea de esencialidad económica.
En el Hipster, el estilo es cúbico, limpio, visualmente ligero pero robusto: parece una caja bien diseñada. No hay ni una línea superflua, ni un detalle puesto ahí para impresionar, y por eso mismo, sorprende. No es un coche de pantomima, por bonito que sea, como el Primavera: es otra cosa.
La esencialidad no es pobreza, es elección de diseño
Dacia no se avergüenza de simplificar: al contrario, hace de ello una seña de identidad. El Hipster lleva esta filosofía al extremo: tiradores sustituidos por correas, asientos de malla ligera, nada de infoentretenimiento fijo porque el smartphone lo hace todo...
El salpicadero del Hipster es un triunfo de la esencialidad, pero no es ni esclavo del infoentretenimiento ni hijo de un cuadriciclo. Es más bien una especie de escritorio configurable, que recuerda la funcionalidad de los primeros vehículos todoterreno.
En los últimos tiempos, entre los coches de producción, algo similar, aunque menos extremo, se vio en el primer Citroën C4 Cactus de 2014: fíjate en los pequeños elementos que sobresalen del salpicadero esencial y en las correas de las puertas
El diseño no es decorativo: es funcional. El salpicadero es una estantería, las puertas son planas. Sin embargo, la imagen resultante es cualquier cosa menos espartana: el Hipster consigue ser cool precisamente porque no pretende ser algo que no es.
No es un kei car, pero se le parece mucho.
Cuando lo miras, tu mente se traslada inmediatamente a Japón. Los kei cars son microcoches creados para circular por las ciudades japonesas con unas reglas muy precisas: longitud limitada, motor pequeño, poco espacio ocupado. Sin embargo, por dentro son cada vez más ingeniosos, cómodos y elegantes.
Modelos como el Suzuki Alto, el Honda N-Box, el Daihatsu Tanto o el más emblemático Suzuki Wagon R demuestran que se puede hacer mucho en muy poco espacio. Líneas verticales, ruedas en las esquinas, interior flexible: todo recuerda a la filosofía Hipster.
Entre los recientes kei cars japoneses, el Honda N-One tiene objetivos internacionales, con dimensiones reducidas, proporciones clásicas y aprovechamiento máximo del espacio.
Incluso en la categoría de furgonetas urbanas, Japón piensa en formas esenciales y dimensiones reducidas: las nuevas minivan de Suzuki, Toyota y Daihatsu son prueba de ello.
El Hipster no sigue exactamente esas reglas, pero se mueve en la misma dirección. La idea es similar: menos centímetros, más espacio útil, menos materiales, más identidad. Más que un coche de bajo coste, es un "citycar" diseñado con la cabeza, y con estilo.
Europa también sueña con su propio "kei car".
Desde hace meses se habla de un posible avance en esta línea. La Unión Europea podría aprobar una nueva categoría de coches eléctricos supercompactos: los "E-Car". Una idea lanzada por Stellantis y Renault, inspirada precisamente en los kei cars japoneses, para crear vehículos más baratos y pequeños, más fáciles de producir y comprar.
El Hipster ya parece preparado para ese cumplir con ese papel. Su tamaño, su bajo peso, la esencialidad de sus componentes y su orientación al uso urbano sugieren que es un prototipo nacido para esta nueva era. Y si Europa dice sí, modelos como este podrían estar en nuestras calles dentro de unos años.
Si el Citroën Oli es el manifiesto, el Hipster es la versión de bolsillo
El Citroën Oli ya había lanzado el mensaje: materiales reciclados, diseño modular, superficies planas, peso reducido. Pero con unas dimensiones mucho más generosas. El Dacia Hipster hace el mismo trabajo, pero a escala urbana, y con mayor sencillez, incluida la construcción.
En el Citroën Oli, el concepto de forma-función se aplica no sólo a las líneas cuadradas y regulares de la carrocería, sino también a características únicas como las tapas "walk-on".
Con el Mobilize Duo, la idea del cuadriciclo eléctrico urbano da un paso adelante respecto al Twizy, redefiniendo dimensiones, funciones y detalles.
Al mismo tiempo, estamos muy lejos de cuadriciclos más o menos espaciosos como el Twizy o el Mobilize Duo, creados en el Grupo Renault, o los propios Citroën Ami y Fiat Topolino.
Y no es un coche de exposición: es un diseño que se adapta a las calles, a los aparcamientos estrechos y a los presupuestos reales, demostrando que el diseño puede ser inteligente, bello y accesible. Incluso cuando se recorta todo lo superfluo.
Formas de ayer, esencialidad de hoy
Las líneas del Hipster no son nuevas: parecen inspiradas en los monovolúmenes compactos de los años 80 y 90, o en los primeros kei cars. Pero su tratamiento es moderno: aristas vivas, superficies lisas, materiales inteligentes. Es el pasado repensado con el rigor del diseño industrial contemporáneo.
En los años 70, ya se abordó el tema del coche urbano eléctrico funcional, por ejemplo con el Zagato Zele 1000, un pequeño cubo sobre ruedas, pero no exento de llamativos detalles estéticos.
Fiat tiene una larga tradición en la búsqueda del urbano. El Ecobasic de 2000, con menos de 3,5 m de largo, contaba con un habitáculo alto y luminoso y la ausencia de aristas para favorecer la aerodinámica.
Y en un mundo en el que todo el mundo busca la originalidad, la verdadera revolución es volver a la sencillez. Pero haciéndolo bien. Y quizá sea precisamente esta sinceridad lo que hace tan interesante al Hipster: no es un ejercicio de estilo, es estilo en función del uso. Y en una época en la que demasiados coches intentan parecerse a otra cosa, este pequeño Dacia hace algo muy difícil: ser él mismo.
Galería: Dacia Hipster Concept